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¿Tu colonia está sobre fango o en los cerros? la Ciudad de México se muere de sed

Por ALFREDO FLORES AMBRIZ

México (Newsmexico.com.mx).- ​ El Valle de México, y todo el país en general, se está muriendo de sed, cuando apenas a principios del Siglo XX todo era verdor y la queja eran las constantes lluvias e inundaciones. Hoy, el Sol seca los ojos de agua, ríos, presas y lagos, la gente sobre explota el agua bajo la tierra mediante pozos y, en el caso de la Ciudad de México está sufre microtemblores debido a que se va hundiendo poco a poco al igual que su civilización.

Desde que Hernán Cortés decidió construir la Ciudad de México sobre la Gran Tenochtitlan, igual surgió la obsesión de secar el gran lago de Texcoco, porque a los europeos les chocaba su belleza. El primer gran error que cometieron fue destruir los diques de contención que separaban el agua dulce de la salada, porque de ahí se dejaron venir las interminables inundaciones de la temporada de lluvias.

La obsesión de secar el lago se mantuvo en el México independiente, y se presentaron proyectos para sacar el agua, ahora si que tirarla al caño en forma literal.

El 30 de septiembre de 1890 Porfirio Díaz inauguró el inicio de las obras del gran túnel que sacaría de una vez por todas esa fea agua del Valle de México. El 29 de marzo de 1900 llegó el día trágico para el desastre ecológico que se avecinaba, se inauguró el desagüe y comenzó a perderse el paisaje prístino del Valle de México.

No contentos, en 1951 comenzaron a entubarse los pocos ríos que sobrevivían en la urbe como La Piedad, Mixcoac, Consulado, Magdalena y Los Remedios, terminando así por secar el Valle. Se salvaron de pura suerte los canales de Xochimilco y Tláhuac, pero en el Siglo XXI la suerte está echada en favor de la corrupción de todos los partidos políticos para secarlos y venderlos para terrenos de construcción.

Si uno ve los logotipos de diversas estaciones del metro, observará que hacen referencia a la abundante agua que existía. En la estación Candelaria hay un pato, era donde llegaban los patos de su migración desde Canadá; Tacubaya (Donde Tuerce el Agua en náhuatl) hace referencia donde la gente llenaba sus cántaros de agua; Salto del Agua donde terminaba la fuente que abastecía del líquido a los habitantes de la urbe desde la colonia hasta la independencia; , y una estación Antes, Sevilla, se ven las arcadas donde se transportaba el líquido; Nativitas ahí corría un canal; Consulado, era un río; Santa Anita, era otro canal; Canal del Norte, obvio… entre otros.

En el Siglo XXI, los jefes de gobierno Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera llevaron a cabo obras para sustraer más agua del subsuelo, de hecho a éste último se le informó que en la parte superior ya no había líquido, así que cavaron más profundo hasta llegar a las aguas focilizadas (que datan desde hace millones de años) y que merecían un tratamiento especial para hacerla potable.

La sustracción de agua no es nueva, desde que se secó el Gran Lago de Texcoco se comenzaron a perforar pozos, lo que degeneró en el paulatino y constante hundimiento de la ciudad. Obras de gran envergadura debido a su peso como el Palacio de Bellas Artes, la Cámara de Diputados, diversas iglesias del Centro de la Ciudad de México, las Basílicas vieja y nueva, y el Ángel de la Independencia dan muestra de ello.

La Catedral debe tener mantenimiento constante en sus cimientos porque se ladea, muchas casas detrás de palacio nacional se observan como una especie de carrusel ondulante con subidas y bajadas debido a que el suelo se hunde de forma dispar. Las calzadas de Tlalpan y Zaragoza son los más claros ejemplos de calles onduladas.

Pero eso ya no es el problema. Después del temblor del 19 de septiembre de 2017, la UNAM presentó un mapa que realizó mediante técnicas de exploración subterránea revelando que la capital y sus alrededores muestran fracturas en el subsuelo provocadas por la sobre explotación de los mantos acuíferos. El suelo asemeja a los lagos secos en el desierto, todos cuarteados y muertos.

Cada vez que una zona deja de tener el soporte del agua, se hace una burbuja de aire que no soporta el peso de la ciudad y ésta se vence y se hunde, de tal suerte que la parte superior baja unos milímetros pero se siente el temblor de la sacudida.

En la Ciudad de México hay más de tres mil edificios en riesgo de colapso a causa del hundimiento anual de 80 centímetros que sufre la capital debido a la extracción de agua de mantos acuíferos y las construcciones, de acuerdo con datos del Instituto de Ingeniería de la UNAM revelados en 2018.

En tanto que las delegaciones donde se observan más afectaciones por hundimiento son Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Benito Juárez, Coyoacán, Iztapalapa y Xochimilco.

Newsmexico les recomienda un documental realizado por el ingeniero Ricardo Legorreta Vilchis que se llamó Ciudad de Agua, que se transmitió por Canal 11 en el siglo pasado. Ahí, el finado intelectual nos advertía de más catástrofes que se han ido cumpliendo una a una.

Si ustedes amigos ven los mapas, ya sea en este video o en el texto. En el primero verán el Valle de Anáhuac en todo su esplendor con los lagos salado al norte y dulce al sur. Verán dónde están las principales colonias de la capital y se darán cuenta que la mayoría están sobre el fango.

En la segunda imagen, la presentada por la UNAM en 2018, se observan las grietas del subsuelo, observe que casi el 50% de la capital está en zonas de los famosos “microtemblores”, como verá las colonias más emblemáticas deberán hacer ajustes arquitectónicos.

La tercera foto es una imagen satelital de cómo debía ser el Valle de México con el Lago de Texcoco pero como es hoy con una mancha urbana que crece como un virus mortal que mata a la ecología.

¿Qué es lo que deben hacer los gobiernos?

Los anteriores gobiernos de las décadas de los 90’s del siglo pasado como lo actuales se han hecho ojo de hormiga con el tema porque la avaricia inmobiliaria es la gran enemiga de la ecología y la razón.

La deforestación sistemática y la pista asfáltica de los nuevos desarrollos han impedido que el agua de las lluvias se filtren al subsuelo, a esto se suma que llueve menos en el valle. Ya no hay las intensas granizadas que reventaban las alcantarillas de la capital, sólo algunos aguaceros esporádicos durante la temporada.

La época de sequía que es entre noviembre y mayo, el calor se ha hecho más intenso lo que ha provocado que las presas que surten del líquido hermoso (como le llamaban los antiguos mexicanos al agua) se encuentren por debajo del 50% de su embalce.

Para acabarla de fregar, los habitantes del valle no están conscientes de la situación, en especial las personas de la tercera edad que desperdician el agua de forma grosera, lavando la cinta asfáltica, la banqueta y sus patios a manguerazos limpios bajo el argumento de que ellos pagan el agua.

A la falta de consciencia se suma la indiferencia y falta de mano firme de los gobernantes. Un ejemplo de firmeza es el sábado de gloria. Hasta el siglo pasado la gente mojaba a los transeúntes con cubetadas de agua. Desde que se cobra multas de 3,475 pesos o 36 horas de arresto, los necios han dejado de desperdiciar el agua en los sábados de gloria. Hace falta lo mismo al desperdicio de lavado de banquetas y autos con mangueras.

Claro, también dirán que la red hidráulica no se cambia, algunas tuberías son de principios del siglo XX, eso es verdad, pero la falta de conciencia social es más grave que ese hecho.

Sí usted, amiga y amigo, vieron completo este video, los invitamos a que no echen en saco roto lo que aquí se dijo y tengan más conciencia, las opciones se disminuyen y el destino ya nos alcanzó.

 

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